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#CafedeDomingo Blue Mountain de Jamaica

El café Blue Mountain debe su origen a una decisión tomada por un rey francés en el siglo 18. En 1723 el rey Luis XV envió tres plantas de café a la colonia francesa de Martinica – otra exuberante y fértil isla 1900 kilómetros al suroeste de Jamaica. Cinco años después, en 1728, Sir Nicholas Lawes, gobernador de Jamaica, recibió como regalo una planta de café del gobernador de Martinica. El resto es historia y aquí nos metemos nosotros.. ;)

A partir de esa planta de café arábico se introdujo al mundo un exquisito café. La planta se cultivó y surgió una plantación. En nueve años se exportó el primer café. Había nacido la industria cafetera jamaicana.

Al café arábico le encanta el terreno jamaicano rico en nitrógeno y fósforo y no hay ningún sitio mejor que las empinadas alturas de las Montañas Azules. Situadas al norte de Kingston, en el lado oriental de la isla, las Montañas Azules se elevan hasta los 2350 metros. El grano cultivado es en su mayoría de tipo arábico.

El café prolifera en el fértil terreno volcánico, con lluvias habituales y, lo que es más importante, bajo la capa de nubes de la isla que lo protegen del sol abrasador. Todos estos factores se combinan para desarrollar un café con una dulzura y un aroma excepcionales, un delicioso sabor y un cuerpo con acidez suave.

Para que se le pueda llamar café de la Montaña Azul de Jamaica tiene que crecer en altitudes no superiores a 1800 metros en las parroquias de Portland, San Andrés, Santa María y Santo Tomás; abarcando un área de unas 6000 hectáreas – el tamaño de una gran propiedad en alguno de los países con mayor volumen de cultivo de café. Las granjas de café en las Montañas Azules se caracterizan por pequeñas fincas de hasta 4 hectáreas, pero también hay algunas propiedades más grandes que llegan hasta las 70. En total hay alrededor de 25 000 pequeñas fincas y propiedades.

El resultado es lo que algunos consideran el mejor café del mundo y el “champán de los cafés”. Como la “Appellation D’Origine Contrôlée Champagne” francesa, que controla estrictamente dónde pueden crecer las uvas del champán, el área donde se cultivan las plantas del café de la Montaña Azul de Jamaica está también estrictamente controlada. Además, el área es relativamente pequeña y la producción exportable anualmente está entre las 1000 y las 1350 toneladas métricas, lo que es poco para los estándares mundiales. Se trata de un equivalente al 0,1% de la producción colombiana o, dicho de otra manera, ¡equivalente a 3 horas de producción colombiana!

Destacando su escasez y exclusividad está el hecho de que el café la Montaña Azul de Jamaica es, virtualmente, el único del mundo que se empaqueta en icónicos barriles de madera en vez de en bolsas.Volviendo a la historia del café, Jamaica se convirtió en un líder en el sector del café y el mayor productor del mundo entre 1800 y 1840, con una producción que llegó a las 70 000 toneladas anuales. En 1838 se abolió la esclavitud y se cerraron muchas plantaciones de café para hacer sitio a los esclavos que recobraban la libertad y empezaban a plantar cosechas para ellos mismos.

En la década de los 90 la industria jamaicana del café era un caos y el gobierno aprobó una legislación para proporcionar “instrucciones sobre el arte del cultivo y la curación enviando a ciertos distritos instructores competentes”.El control de la calidad fue un reto durante los siguientes cincuenta años, con algunas mejoras a principios de la década de los cuarenta. En ese momento se dieron dos circunstancias. La primera, en 1944, fue la decisión del gobierno jamaicano de establecer una operación de limpieza central del café, donde todo el café a exportar tenía que ser procesado. La segunda fue la creación de la Junta Industrial del Café de Jamaica (o la JCIB) en 1950, autorizada a mejorar, controlar y mantener la calidad y reputación del café jamaicano.

Tan influyente como siempre, cada barril de café tiene que pasar a través de la Junta Industrial del Café (formalmente, bajo la vigilancia de la división reguladora) para el control de la calidad, donde el café verde se inspecciona rigurosamente antes de ser exportado. Esto puede llevar su tiempo y causar retrasos, pero la calidad es lo principal y se control estrictamente, asegurando que todo el café de la Montaña Azul de Jamaica que abandona la isla es de la máxima calidad. Además, la JCIB establece unos estrictos estándares para el cultivo, la cosecha, el procesamiento y el marketing del café, asegurando que el resultado final es siempre una excelente taza de café

Hoy, con una producción anual de café verde de la Montaña Azul de Jamaica que permanece extremadamente baja y con entre el 85% y el 90% de dicha producción exportándose a Japón, el café de la Montaña Azul de Jamaica sigue, como siempre, escaso, lujoso, apreciado y delicioso.

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